Entramos en la Kantina. Mientras no dirigimos a la barra le pregunto a Natalia:
- Qué tomarás?
- ¿Si me como un bocadillo delante tuyo te voy a hacer sentir mal, no? -Le comento guiñándole un ojo.
- ¡Mira, que no te concedo la entrevista si me haces esto! Que yo no las doy así, como así. -Me contesta sonriendo; pero entreveo que no le hará mucha gracia si me zampo pan delante de ella.
Nos acercamos a la barra. Observo los minibocadillos y noto que mi cabeza se marea por la falta de azúcar. Tengo el cuerpo acostumbrado a comer a estas horas. Ella se dirige al otro lado de la barra, donde sirven las infusiones. Veo que se entretiene a hablar con unas compañeras. Pido rápidamente un bocadillito de queso. Me lo como sola en mi lado de la barra, bastante alejado del suyo, con la esperanza de que no se de cuenta. Si no lo hago, no tendré fuerzas para entrevistarla. Cuando estoy dando el último bocado advierto que se está despidiendo de las compañeras con su bebida en la mano. Disimulando mi masticación, le hago un gesto con la cabeza para mostrarle una mesa que está vacía. Nos sentamos.
Me comentaste el otro día, que antes de dejar las harinas, habías probado otras dietas. ¿Me lo puedes detallar?
¡Claro! Al principio decidí bajar el consumo de carne, sobre todo la roja, ya que detecté que me provocaba dolor de cabeza. Comía más pescado, más verduras, cocinaba básicamente al vapor y a la plancha, compraba en tiendas ecológicas. Mejoré un poco el aspecto de la piel, pero aún seguía teniendo problemas.
¿A qué clase de problemas te refieres?
Dolores de barriga cuando algún día comía fritos, vómitos cuando bebía un poco de alcohol o otros alimentos fuertes.
¿Cuándo hacías esa dieta, comías pan?
Aún más, y lo achaco a los nervios. Todo lo acompañaba con pan. Sin él los platos no sabían tan bien. Yo soy de las chicas que entran en una panadería y se compran la barra de pan más especial que ven. Las he de probar todas. ¡Soy adicta!
¿Y cómo te diste cuenta que el causante de tus problemas era el trigo?
Un día reventé comiendo una pizza. Me salieron un especie de estrías en la cintura y la garganta se me hinchó. Fui a urgencias y me dijeron que se trataba de una alergia alimentaria. Me empezaron a hacer infinidad de pruebas pero no encontraban el problema. Sólo me detectaron dos cosillas, un reflujo alto y los leucocitos un poco por debajo de lo normal.
¿Presentabas más síntomas a parte de esas estrías raras en la cintura y la garganta hinchada?
Me sentía muy cansada, con dolores de barriga, tos, mucosidad, ronchas en la piel,...
¿Entonces decidiste dejar el pan, no?
Aún no. Fue cuando me dieron una dieta a base de verdura y pescado. Noté que cuando comía muy poco me aliviaba, pero si aumentaba la cantidad de comida me seguía encontrando mal y sin fuerzas. Entonces decidí probar alimentos sin gluten, pero no dio resultado. Hasta que eliminé completamente las gramíneas.
¿Las gramíneas?
Sí, los alimentos a base de granos, las harinas.
¡Ah!, ¡OK!, término aclarado.
Decidí sacar de mi dieta las harinas y también los productos lácteos. En seguida noté que la tos y la mucosidad habían desaparecido y mi piel había mejorado mucho.
Entonces no podemos afirmar cuál de los dos alimentos te causaban el problema, si el trigo o la leche...
Exacto, pero fue dejarlos y mejorar espectacularmente.
¿Podrías explicarme brevemente qué es lo que comes en un día normal?
Al levantarme tomo una camomila y una torta de arroz con mermelada.
Para desayunar, en el trabajo, un plátano o una camomila.
Para comer una ensalada de primero, y un plato de carne o pescado a la plancha de segundo.
Para merendar una torta de arroz con mermelada o una fruta.
Y para cenar, muchas veces ni ceno. Entonces me mejora muchísimo el reflujo.
¿No pasas hambre con esto?Ya ha sonado el timbre para volver a trabajar, así que bajamos la escalera mientras le sigo preguntando lo que se me ha quedado en el tintero...
Sí un poco, la verdad.
¿Pero no tomas alimentos grasos para no tener tanta hambre, como aguacates y otros cereales como arroz?
¡Sí! ¡Los aguacates han sido mi salvación! Y en cuanto al arroz sí que lo como, pero nunca me ha apasionado mucho su sabor. Así que tampoco lo incluyo demasiado en mi dieta.
¡Te noto una bajada de peso espectacular!
Más que bajar de peso, que sí que he bajado, lo que más me noto es que estoy menos hinchada.
Podemos concluir en que te sientes mucho más sana, ¿cierto?Me acerco a su oído, ya que hay muchos compañeros alrededor, y le pregunto sonriendo...
Y además me ha bajado muchísimo el estrés. Pero aún no estoy 100%. Aunque noto que voy por el camino correcto. Tendría que pica un poquito menos entre comidas.
¿Y la libido ha mejorado?Esta última pregunta me la contesta a carcajadas, mientras nos separamos hacia nuestros respectivos puestos de trabajo...
¡Esto te aseguro que muchísimo!